jueves, 22 de agosto de 2019

Cuevas de Akaitz txiki I y II. Sierra de Aralar, Guipúzcoa.


Visitamos estas dos bellas cavidades cercanas al embalse de Lareo. Como parte de nuestro trabajo como Club, nuestro propósito en esta visita es iniciar, formar e ilusionar a los más pequeños y noveles, siempre desde el máximo respeto al entorno. 
Hoy y como siempre, vamos a volver a recordar que el mayor triunfo de l@s espeleólog@s es recorrer la cavidad y dejarla como la encontramos.

 

 La información necesaria para esta visita la hemos recopilado del libro Zulotoa, cuevas para montañeros por Guipúzcoa y alrededores publicado por Felix Ugarte Elkartea.
 
 
Aparcamos los coches en la venta de Lizarrusti, en la muga entre Navarra y Guipúzcoa. Esta es la aproximación más cómoda hasta el embalse de Lareo, es corta, cómoda y está muy bien señalizada. Tras pasar unos túneles artificiales y cruzar el barranco de Akerreta o Maizi, llegaremos al embalse. 




No nos cansaremos de recordar que la forma más fácil, segura y didáctica de visitar cavidades es sin duda a través de un club de espeleología. Estos se encargarán de nuestra formación y de planificar la actividad. También es imprescindible el pertinente seguro federativo. Dicho seguro nos acredita como deportistas que están practicando un deporte. El resto de seguros de montaña pueden incluir en sus cláusulas supuestos accidentes de montaña, pero los seguros federativos son específicos para este tipo de actividades.





Akaitz txiki II

 Empezamos por esta cavidad ya que es la más fácil de localizar de las dos. Antes de encontrar su boca de entrada y puestos ya todos en el modo "explorator" empezamos a ver las primera oquedades. Una de ellas nos sorprende por tener desarrollo y bastante caída. Cerca de la boca de entrada también encontramos una sima, pero como hoy no llevamos equipo de progresión lo dejamos para otro día.

 
Sima cercana a Akaitz II
 
 La sima es muy vertical y hay que tener mucho cuidado para asomarse. La entrada a la cueva está por encima de la misma.

 
Cueva de Akaitz II

 Su bonita entrada está manchada con restos de pintura roja que incluyen símbolos nazis. Empezamos pues con la tristeza de tener que observar la degradación de nuestro patrimonio con el bandalismo "clásico". Los restos de pintura se pueden ver por casi toda la cavidad, afortunadamente ya desgastados. 

 La entrada es cómoda y tiene varias oquedades que conectan con el exterior. En la zona de entrada, se encontraron restos cerámicos y de cabra montesa, lo que parece indicar que en la prehistoria estuvo habitada.
 

 La galería principal, una vez bajada la rampa de acceso, es cómoda y sorprendentemente amplia. El suelo de la cavidad, prácticamente plano durante todo el recorrido, está sumergido o formado por charcos de agua. En esta ocasión la cavidad está prácticamente seca, excepto en su parte final, donde encontramos varias badinas medio llenas.


 El precioso lago que en otras ocasiones podremos ver, en esta ocasión está totalmente seco. Sorprende ver tal cantidad de agua en un terreno kárstico donde el agua se infiltra con mucha facilidad en el subsuelo. Toda la cavidad parece estar formada por un capa geológica impermeable de base que retiene el agua y forma estas badinas. 

 

En verano el agua no "se seca" y desaparece. Simplemente se filtra poco a poco en el trabajo del agua de disolución y erosión de la roca. Con la vuelta de la nieve y las copiosas lluvias del invierno volveremos a contemplar esta cavidad en su nivel máximo de capacidad.


La disolución de la roca acaba en arcillas, las cuales nos acompañarán por todo el recorrido. Esta lenta disolución de las capas geológicas débiles a la erosión, han creado formaciones fósiles testigos de antiguos niveles de base. 

 


 El resto de formaciones que veremos, tanto en el suelo como en paredes y techos, son formaciones que están colmatando la cavidad. Se tratan de grandes gours donde el agua que por ella lentamente discurre, va sedimentando debido a su alta concentración en minerales. 


 

 Este proceso con el paso de los años terminará "rellenando" el espacio creado por la antigua erosión.... antigua erosión que ahora mismo estamos observando. Así, mientras por una parte el agua embalsada trabaja erosionando la base impermeable de roca y buscando encajarse por las zonas más débiles de la misma, otra "agua" trabaja para engrandecer las formaciones, unirse unas con otras y así finalmente colmatar la cavidad con el largo paso del tiempo. 


Otras zonas de la cavidad, lejos de las infiltraciones de agua del exterior y fuera de las zonas inundables, conservan un suelo rico en arcilla donde se pueden observar catas arqueológicas y posibles oseras. De hecho las huellas de estos animales pueden verse en sus paredes. Una de ellas en concreto es sorprendentemente grande.
 


 Otro tipo de formas de vida que habitan esta cavidad, como muchas otras de nuestro entorno, son insectos que viven en total oscuridad dentro de las cavernas. En este caso vimos pseudoescorpiones. También buscamos otro tipo de insectos cavernícolas,  un crustáceo muy similar a una gamba o camarón de río de muy pequeño tamaño. En esta ocasión no tuvimos la suerte de encontrar ninguno. Estas especies que viven dentro de lagos y balsas de agua subterránea, usan una técnica muy efectiva para su supervivencia en caso de que el agua seque su hábitat. Se entierran en el barro húmedo y allí esperan pacientemente aletargados la vuelta del agua de la vida. Dentro de una cueva y debido a su humedad constante, es muy difícil que estos barros se sequen, permanecen siempre blandos y frescos.




Estas explicaciones geológicas y biológicas no tienen mucho sentido fuera del contexto de la cavidad. In situ hasta los más pequeños comprenden que estos secretos y maravillas de la naturaleza merecen todo nuestro respeto. Ahora solo nos queda disfrutar de la cavidad observando las formaciones y recordando que no debemos tocarlas y mucho menos romperlas.

El comportamiento de los adultos y el respeto por nuestro entorno es el espejo del comportamiento futuro de nuestros hijos.


 

 
Pequeñas excéntricas.

 


 Al final de la cavidad se encuentran estas bellas formaciones. Curiosamente están desprendidas del techo, algo que hemos podido ver en otras cavidades. Supuestamente esto es debido a un movimiento geológico de capas.

 
Detalle superior de la separación de las columnas.

 En algunas cavidades se puede observar incluso el desplazamiento de ambas unidades geológicas como tónica común en diferentes formaciones.

 (ej. foto superior de la Sima del Paño en Burgos)

 (ej. foto superior de la Sima del Paño en Burgos)





 
Akaitz txiki I

 Próximas entre si, pero de más difícil localización debido al lugar donde se encuentra y tapada por la vegetación, Akaitz I tiene una bonita entrada en forma de media luna. En su exterior se pueden observar los restos de una muralla de piedras para proteger al ganado. 




 Su entrada es muy cómoda y es fácil imaginarse en el interior de su boca cobijándose de la lluvia y el frío. Unos restos óseos de animales hacen jugar con la imaginación a los más pequeños. ¿Felino, lobo, tigre? Nada de eso, claro, pero imaginar es bonito y gratis.

 


  El trabajo de observación y análisis de estos restos por parte de los niños es mucho más enriquecedor que simplemente destrozar lo que vemos o usarlo como arma arrojadiza.


 Para continuar nuestra visita tenemos que pasar un paso estrecho que nos obligará a reptar. De cabeza o de trasero, a nuestro opción  y gusto. El miedo también es opcional, a gustos.
 

 

 

El interior de esta cueva es de gran belleza y amplitud. Un gran gour cubre el suelo en suave pendiente y una gran formación blanca reina en su centro. 

 

 

 

 

Bellas coladas se forman a los laterales de esta gran galería. En pocos metros llegaremos al lago final que esta vez está también seco. Bajar pues no tiene mucho sentido y además es una bajada pronunciada y resbaladiza.


En el final de la visita pasamos a una galería a la cual se accede por la parte superior del lago. Su acceso es expuesto y caerse en este punto sin cuerdas sería muy peligroso. Aquí encontraremos más formaciones para terminar en una zona estrecha y llena de barro que no merece la pena visitar.



 Ventana de acceso al lago interior.

De vuelta al exterior y de regreso a los coches tenemos nuestra última sorpresa, lección de micología. Afortunadamente encontramos varios hongos Edulis en un setal agrupados. Mucho ojo de no confundirlos con el hongo tóxico de Satanás. De tonos más amarillentos, sobretodo el pie, y cuya carne se oxida en contacto con el aire tornándose de un color verde azulado.

  Hongo Beltza (Boletus Edulis)


 Con nuestro trabajo bien realizado y con la cena más que prevista, solo nos queda acabar el día con el recuerdo de todo lo que hemos visto y aprendido hoy. Esperamos que todo este trabajo con los más peques sirva para que en un futuro sean ell@s los primeros en defender y cuidar nuestro patrimonio subterráneo para que tod@s lo podamos seguir disfrutando.


Sakon Espeleologia Taldea Noain, Elortzibar
 Texto: Oscar Sicilia, Traducción/Itzultzailea: Mikel Rezola, Fotos: Gemma Morraja y Oscar Sicilia

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