jueves, 29 de octubre de 2020

En memoria de Mikel Zabalza Hernández y sus compañeros.

Es muy duro hablar del dolor por la pérdida de seres muy queridos. La tragedia que se llevó a Mikel Lasa, Tontxu Gonzalez, Diego Maeztu y Mikel Zabalza en un barranco en Suiza, ha sido nuestra peor pesadilla. Pero es justo recordar... quiénes somos, quiénes fuimos y en qué soñamos. 

 

 En esta entrada de blog queremos hacer un homenaje a uno de los socios fundadores de nuestro club, Mikel Zabalza, sin el cual este club posiblemente no existiría o no hubiese sido como es ahora. Es el momento de hablar de todo lo que nos importa como deportistas y soñadores de nuestros deportes, hora de no olvidar, de recordar y de sentir pasión.

 

 Impresionante sentir que cuando lo que importa es la cadena y de repente nos faltan varios eslabones... todo el resto del engranaje se fusiona para ser uno solo....

  

   Compañeros, os llevaremos siempre en el corazón y como dijo un amigo, "solo vais unos rápeles por delante de nosotros".

 

 Mikel, en un momento de la vida donde nos sentíamos dioses de nosotros mismos, con todo el tiempo para disfrutar, explorar, hacer deporte, divertirnos con la montaña, explorar sus rincones... de repente apareciste tú por casualidad, y en uno de esos rincones de lo más inesperados: en el interior de una cueva. Desde entonces hasta hoy y para siempre.

 

 Decidimos unirnos en grupo con más amigos para realizar nuestros deportes, nos organizamos y con eso animamos a más compañer@s a disfrutar de "nuestros secretos" y nuestras pasiones; así nació el club.

 

 Pero antes de formar el club, recordar todos los años que pasamos de grandes aventuras, cuando nos unía la sed de explorar lo desconocido.  

 

La llama y la pasión por la naturaleza, el deporte, la exploración, la cadena de amistades.... fue tan y tan fuerte que creó un nódulo de personas que creían en algo.... barranquismo, espeleo, escalada, etc... Hablamos de pasión por nuestros deportes, de compartir, explorar y sentir todo lo que vivimos bajo tierra, aire o agua.


Si algo te enseña la sed de aventuras, es que sin amigos no hay nada, nada, nada...

 

 En aquellos años casi nada nos daba miedo, porque si un compañero pasaba una estrechez, el siguiente también pasaba y así el resto del equipo. Al contrario, aprendimos a jugar con el miedo y a educarlo, para que fuera eficaz. Y así, aprendimos a disfrutar de los tesoros de la naturaleza.

 

Y cuando alguien se adentra en sí mismo y se supera a través del deporte y la pasión por explorar, se convierte en "un Dios"... o al menos duerme como tal esa noche.

 

Cuando una pasión te llama profundamente, es inútil oponerse a ello. Lo sabíamos y nos dejamos llevar. Y entrenando junto a otr@s compañer@s llegaron las grandes aventuras.

 

 

Lo que para otros parecía "peligroso", para nosotros era "divertido". Pero sabíamos lo que hacíamos y no estábamos locos.
 
 
 
 
 
 Muchas veces, cuando volvíamos al coche después de una larga aventura y ya de camino a casa, uno de nuestros compañeros solía decir: "Bueno, ahora empieza lo más peligroso del día... coger el coche y conducir."
 
Esta frase quería decir algo más que lo evidente. Todos sabíamos que nuestra actividad entrañaba un riesgo, pero esa posibilidad estaba sobradamente compensada con la pasión que nos movía. Sabiendo que la vida puede ser cruel, nuestra elección era escoger nuestro momento y lugar preferidos donde mirar al destino cara a cara.

Finalmente llegó la especialización de los diferentes componentes del grupo. Unos en barrancos, otros en espeleología, ferratas, etc... así fue como nos separamos, amigo, cada uno eligiendo su motivación para seguir al filo de lo imposible.

Y así fue como nos despedimos, sin previo aviso, sin un adiós y como suele pasar sin esperarlo y quizás en el momento más improbable. La montaña se llevó a nuestros queridos compañeros mientras realizaban en una actividad aparentemente sencilla, donde nada se podía imaginar.

La vida os abandonó justo allí donde vamos a estar muchos de nosotr@s en nuestra siguiente aventura, porque amamos la montaña. Ella nos da algo tan grande que merece la pena estar a su lado y sentirla como una de las cosas que nos hace ser felices, aun con los riesgos que podamos encontrar, no nos van dejar en casa en el sofá.

 

Vuestros pasos fueron los nuestros y vuestro camino junto a nosotr@s no quedará jamás en el olvido. La vida poco a poco es una lección cada vez más dura, pero cada vez más llena gracias a los amigos que nos acompañaron. Ahora nos toca a nosotr@s ser fuertes y seguir la senda que nos dejasteis marcada.
 
Para siempre, compañeros, en el corazón hasta nuestro final.
 
 
 
Sakon Espeleologia Taldea
 

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