En las faldas del emblemático monte Hernio se encuentra la localidad de Hernialde que como su nombre indica significa "junto al Hernio".
Y muy cerca se encuentra la cavidad de Aizkoate, concretamente en la ladera del monte Mendigain, a dos kilómetros de esta localidad.
Entrada a Aizkoate
El estado de la cueva es lamentable. Su uso como invernadero para champiñones ha dejado numerosos rastros a lo largo de la cavidad, instalación eléctrica incluida. Multitud de espeleotemas están rotos o deteriorados aparte de oscurecidos y sucios.
Dentro de la cavidad se encontró a principios de los años 90 un hacha de piedra pulida que actualmente se puede ver en el Museo de San Telmo.
A pocos metros de la entrada vemos una tapia sin puerta de donde sale un ramal en sentido ascendente. Aquí encontramos la galería mas interesante de la cavidad, con diversas formaciones
Volviendo a la galería principal encontramos este pequeño paso que conduce a una sala sin continuación.
A unos 40 metros de la entrada, siguiendo la galería principal vemos una gran chimenea a la derecha, de la que cae agua. Buscando una repisa, encontraremos otro pasillo de unos 60 metros con abundantes excéntricas y espeleotemas, al que se llega mediante una sencilla travesía.
Volviendo al ramal ascendente seguimos por un bonito meandro que nos deja en la base de dos simas seguidas de unos 12 metros.
De la base continuamos hasta una bifurcación. Por un lado una chimenea ascendente que lleva a la parte mas alta de la cavidad, y por la otra una ventana que sale a la sima final de unos 30 m, la cual, conecta mediante un péndulo a los 6 metros con otra sima de 18, siendo éste el final de la cavidad.
Una cavidad curiosa e interesante, pese a los destrozos de la misma. Seguramente si se hubiese conservado y cuidado, veríamos bellos rincones. Como otras tantas veces, da que pensar....
En esta visita nos hemos juntado miembros del grupo Akelar, un miembro del grupo Otxola y Sakon. Las fotos son del grupo Akelar.
Edición del texto por Jose Miguel Carlos y Oscar Sicilia.
Edición del texto por Jose Miguel Carlos y Oscar Sicilia.
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