jueves, 1 de marzo de 2018

Amor por el barranquismo. Crónica Jornadas de Iniciación al barranquismo 2018. Barranco de Leala. Aragón.

La belleza del barranquismo no está en bajar grandes cascadas de agua. Tampoco en los saltos, ni en los toboganes imposibles. Tampoco está en ser el primero, en cualquiera de sus sentidos.
La belleza del barranquismo está en la suma de un gran número de pequeños detalles, algunos sumamente importantes, como por ejemplo, saber que tu compañero está junto a tí sintiendo lo mismo que tú... Amor por el barranquismo.

Queremos compartir algunos de esos bonitos detalles.


Con más de 70 federad@s en el Club este año, nos estamos tomando nuestro trabajo muy en serio y tenemos una prioridad sobre todas las demás: la seguridad y la formación como medida de prevención.


Comenzamos la jornada con un pequeño repaso al pasado Curso de Primeros Intervinientes organizado por la FNE. Revisamos el equipamiento básico para barranquismo, recordamos los principales conceptos sobre las diferentes técnicas de descenso, analizamos accidentes y hablamos mucho de seguridad y prevención. 



A la tarde pasamos a las prácticas en las estupendas instalaciones de escalada Bihatz en Landaben.



A parte de repasar las técnicas básicas queremos dar un paso más allá y hablar de problemas y situaciones frecuentes, resolver dudas y lo más importante, saber organizarnos como grupo... ¿y por qué?


Porque mañana nuestros compañeros tendrán una sorpresa y no lo saben. Deberán ser autosuficientes en el descenso de un barranco que ninguno de ellos conoce. Deberán organizar cuerdas, itinerario, tendrán que poner por ellos mismos los medios para afrontar el descenso.  


En un bar cercano al descenso que vamos a realizar, tenemos la suerte de encontrar esta joya del año 1995, topografía de la primera apertura del barranco. Nos permiten fotografiarla y queremos compartirla. Ahora nuestro compañeros ya conocen la sorpresa y ya tienen topografía. Nos dividimos en dos grupos.


Un minuto para nuestro amigo magullado. Nos encontramos un perro famélico, herido en varios lugares, apenas se mantiene en pie. Le hemos alimentado e hidratado. Parece que lleva una semana perdido pero no, lleva desde ayer. Nos lo dice al final de la jornada un cazador que por fin viene a recoger el perro. "Los perros gordos no cazan", fue su respuesta. Por cierto, es al revés que la mayoría de los cazadores (como dijo un niño de 11 años, que no mienten y ven la realidad tal y como es)



Antes de salir y para dar tiempo al otro grupo, seguimos practicando sobre los posibles problemas que podemos encontrarnos en un descenso. En la foto de abajo, nuestra compañera se ha quedado atascada de un pie y su cuerpo se ha volcado hacia adelante, sin poder levantarse por la fuerza del agua. Dos compañeros con una cinta la levantan de los hombros. 


Nuestro grupo toma la marcha abanderado por los más noveles. Ellos han organizado la aproximación, equipamiento y van a resolver los diferentes problemas que les vamos a plantear durante el descenso. 



Apenas comenzamos el barranco encontramos el primer problema. Necesitamos dar más cuerda a nuestro compañero puesto que la cuerda se quedó corta y no llega al suelo. Rápel desembragable. Todos excepto niños, debemos pasar la prueba.


Para los más peques toca bajar ya solitos y aunque no sea la primera vez, hazlo bien o suspendes.



También si no sonríes es porque no disfrutas. Así también suspendes.


Ahora tenemos otro problema, no encontramos instalación, ni un anclaje natural donde anclarnos y no hay otra opción más que rapelar.




Mientras unos disfrutan de un lado de la cuerda, otros disfrutan desde el lado opuesto, otros supervisan, otros no salen en las fotos.... perfecta armonía. 


Y otros recepcionan al compañero, ayudan y están ahí sintiendo lo mismo que tú.... amor por el barranquismo.



Al principio del descenso un compañero notó que había perdido las suelas de las botas (seguramente por viejas y desgastadas). El detalle de la "solución" al problema parece convincente, ¿no? ok, aprobado. 




Final del barranco y toca el último reto, comerte un "peazo" de flan casero. Este último detalle, aunque pueda pasar como ya repetido y banal, es otro ejemplo de esos momentos que hablamos. 


Y por cierto, el único suspendido de estas jornadas ha sido "el de las botas".... chapuzas no valen, remiendos los justos. Equipamiento correcto y en perfecto estado.  


¡Aurrera Taldea!


Sakon Espeleologia Taldea
Texto y fotos de Oscar Sicilia

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